Es difícil compaginarte con los demás, estar al tanto de lo que ocurre fuera, lo que ocurre dentro, la familia, la escuela, el amor, la amistad, la hermandad...
Es difícil la vida, aunque también es difícil la muerte, la resignación, la ausencia.
Es difícil la vida, porque no hay paz, y la paz es distribuida sólo quienes tienen grandes territorios y abundancia en oro amarillo, blanco y negro.
Repartir el salario, en gastos innecesarios, vanos, superfluos.
Elegir una desición, arrepintiéndote y remordiéndote las entrañas por no haber tomado la otra opción.
Acechándote los fantasmas del pasado, que los tomabas por bien enterrados.
Creando sueños que parecen tan reales, quizá sea tan tentadora la oferta que uno se quede en ellos y no logre despertar.
Dar sonrisas, abrazos fingidos.
Seguir a una masa.
Hacer que se hagan valer y respetar nuestros derechos.
Lidiar con gente prepotente, ambiciosa, amarga.
Es difícil la vida, vivir, estar aquí...
¿Quién dijo que era fácil?
Somos concebidos para venir al mundo a luchar, no sólo con las fieras que aguardan afuera, sino también con uno mismo.
Tal vez, no deba preocuparme tanto; tal vez, la vida tan sólo sea un estado mental y nada sea lo que parezca.
Otros más, afirman que ésta vida es el paso entre dos mundos, y es éso mismo: un paso, un pestañeo, un respiro, un traspase de agua, un instante. Como una fotografía.
Dicen que la vida hay que vivirla, gozarla, porque nada más hay una.
Báh, puras tonterías, me voy por la reencarnación... y dejo de escribir tantas estupideces.
La vida también suele ser graciosa para unos, o desventurada para otros...
Feliz cumpleaños, Reginaldo... del poco tiempo que llevo de conocerte, puedo decir que eres un gran amigo. Gracias por todo, te quiero.
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