Aquí

Aquí en Nogales la vida es algo insípida.
Me levanto a las 5:20 de la mañana, voy al baño, me lavo la cara, tomo mi respectiva taza de café y continúo mi rutina.
A la una y media de la tarde ya he llegado a casa después de mi trabajo. Los niños parecen ser siempre los mismos.
A las seis de la tarde ya me encuentro bañada.

Hacemos la comida, vemos un poco de televisión, después, cada quien se dedica a hacer sus deberes.
De vez en cuando, jugamos Mario Party en el N64. Cenamos, y es todo. Así se ha ido un día aquí.

El solo pensar en ir a Hermosillo me da mucha pereza: el camino son cuatro horas, además, el calor me repele; aquí en Nogales ya se siente frío en las mañanas, y las tardes son frescas.

Es sencillo, pero esto me va a matar.

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