Bitácora de mi viaje a Los Ángeles, California

Día 0.

El avión se retrasó. Salimos una hora después de la planeada. A Tijuana llegamos a las 10:10, no nos preocupamos, porque el autobús de la línea Intercalifornias  salía a las 10:45.
¡Nuestro primer viaje en avión fue genial! El aeropuerto Internacional de Tijuana es enorme, comparado con el de Hermosillo.
Al llegar a la ventanilla de Intercalifornias, nos dieron la noticia de que no había tal camión de las 10:45 pm, que “se adelantó”. En esta misma línea, había uno a las 11 pasadas.  Por esta razón, decidimos elegir otra línea de autobuses, la que estaba en la ventanilla de al lado, se llama “3 estrellas”; pensé: si está en el aeropuerto, significa que es buena y segura. Cada boleto a Los Ángeles tuvo un costo de 24 dólares. Los compramos y nos dirigimos hacia la estación, que queda justamente afuera del aeropuerto. Al llegar, abordamos rápidamente, a pesar de que la salida era a las 10:50 pm, y apenas eran las 10:30 pm. “Yaaay”, dijimos.

Al llegar a la línea, cruzamos a pie, paramos en la oficina de “Permits”, nuestros permisos costaron 6 dólares cada uno, presentamos identificaciones y la reservación del hotel. Los policías fueron amables.

Seguimos nuestro camino, presentamos nuestras visas, nuestro permiso. Dafne descubrió que el oficial que revisó sus documentos, también era friki.

Al cruzar, buscamos el restaurant Jack in the Box, la línea “3 estrellas” nos informó que el autobús nos recogería de vuelta frente a Jack in the Box. Al llegar a la recepción, nos topamos con la noticia de que el camión no llegaría sino hasta la 1:00 am.

Perdimos dos horas en esta estación, y dormimos todo el camino a LA. Llegamos pasadas las 4:00 am, a un lugar muy inhóspito, en un lugar no muy seguro. Llamamos a Tommy, me había dicho que si se levantaba a esas horas de la madrugada, él podría ir a recogernos. Al llamarle, temí por dos cosas: la primera, que no me contestara. La segunda, la factura del plan tarifario del mes de junio, pero bueno, es algo que se necesitaba, realmente el lugar es horrible, había cucarachas paseándose por los asientos rotos del año del caldo.
Habían pasado muchos minutos, más de los estipulados, le volvimos a marcar para corroborar la dirección, pero la que venía en el flyer de “3 estrellas” no era la dirección exacta. ¬¬

Tommy fue muy amable, traía a una perrita muy linda llamada ‘Michelle’. Nos recogió en “la central” y después nos llevó al hotel.
Llegamos, ¡Al fin!, pero las desventuras no acaban ahí. Principiando, nuestra recepción fue cancelada, el caso fue que no llegamos el 1 de julio, como habíamos marcado, llegamos el 2 de julio en la madrugada, pero aun así, si el check-in es a las 3:00pm, y llegamos antes de esa hora, debería considerarse como un día previo.
Había cuartos disponibles, no nos quedamos fuera, todo iba bien hasta ahí.
Al proporcionar la tarjeta de BBVA y pasarla, no fue aprobada… o más bien, fue aprobada por solo 300 dólares, y el total eran 670. ¿Qué haríamos? La recepcionista nos dijo que todo estaba bien, que después podríamos pagar el resto.
Nos entregó la llave, y rápidamente, nos fuimos a nuestro cuarto. Medio desempacamos, nos cambiamos, y ¡a la cama! Ya eran las 5:15 am, el despertador lo programé para las 6:15 am, así podríamos descansar “bien” de perdida una hora.


Día 1.

Ni siquiera sentí que había dormido, pero al menos yo me sentía bien. Un buen baño y una taza de café de “hotel” arreglaron la situación.
Salimos. ¿A dónde vamos ahora? ¿Dónde se para el camión? ¿Qué camión? ¿Cuánto cobra? ¿Traemos feria? ¡No traemos feria!
Cruzando la calle, hay un restaurante de comida mexicana, al verla dijimos: “de aquí somos”, justo en frente de la tienda, está la parada del camión. El señor que atiende, muy amablemente nos cambió un dólar, ya que la tarifa por autobús es de $1.50.

El autobús llegó muy pronto. Metro Line, es la línea de autobuses más usada aquí. Son limpios, puntuales, refrigerados. Cuentan con un sistema guía, al acercarse a la próxima parada, te informa “Approaching Figueroa and 30th”.
El chófer del autobús nos indicó que bajaríamos en la 5th St, y que el hotel Westin Bonaventure queda a una cuadra a la izquierda.
Hicimos lo que nos dijo, pero al pasar una cuadra, no había Hotel Westin Bonaventure.
Caminamos una cuadra más, y no había Hotel Westin Bonaventure. Preguntamos a varias personas, y no sabían de la ubicación de este hotel. Dafne entró a una tienda y fue ahí donde le informaron que el hotel está a una cuadra más de distancia. Eran 3 cuadras, no 1.
El clima es excepcionalmente agradable. No hace calor durante el día, y en la noche se pone muy muy fresco, checando el estado del tiempo, estuvimos a 19° por las noches.

Llegamos tarde, a las 8:15.
La experiencia fue muy agradable, llena de aprendizaje, sobre todo.
Lo tedioso fue estar casi 12 horas sentada y poniendo atención a las personas que hablan totalmente en inglés. Al menos yo tenía que hacer un doble esfuerzo, pero después de unas horas, estaba completamente inmersa en el ambiente, y el inglés era fácil de entender para mí. Hablarlo aún no, pero entenderlo, auditivamente hablando, sí.
Conocimos excelentes y muy amables personas, entre ellas, los organizadores de las principales convenciones de anime de Estados Unidos, de Canadá, de México ¡y hasta de Bélgica!

A la hora de la comida, jamás encontramos la famosa “Marc’s suite”, so, nos fuimos a buscar comida en los alrededores del Westin. Tocó el turno de Subways.
Pero en la cena, ¡ah! ¡La cena, les digo! Fue simplemente deliciosa. El lugar se llama “Blue Cow”, está en el Downtown. ¡Vayan y visítenlo!
Al terminar la increíble velada, nos dirigimos de vuelta al hotel, la calidez de la gente es impresionante. Llegamos, esperamos la van y nos llevaron a nuestro hotel.
Por cierto, si buscas hospedaje bueno, bonito y barato, además de cercano al Downtown, el Vagabond Inn at USC es la opción indicada. 100% recomendable.


Día 2.

Con más horas de descanso fue posible levantarnos con muchas más ganas que el día anterior.
Más aprendizaje nos esperaba, iba con toda la actitud de esponja: absorber todo cual me fuera posible.
En esta ocasión no nos perdimos el lugar de la comida, jeje, sushi y comida japonesa en la suite de Marc. Estuvo deliciosa, y la compañía, excelente. ^^
[Foto tomada desde la suite de Marc]

[Desde el elevador]

La cena no se puede comparar con la anterior, pero estuvo muy rica, también. El lugar es un antiguo cuartel de bomberos, muy bonito.


Al regresar al Westin, los chicos nos invitaron al bar del hotel para continuar la convivencia. Al ver los precios de las cervezas, mi ánimo se vino un poco abajo, pero ya estaba ahí, así que pedí una cerveza Sapporo (muy ad hoc), la cerveza más cara que he probado en mi vida, y no por ser esa marca… de cualquier manera, no la pagué yo. :P


Para disfrutar más de la noche, me recomendaron checar los horarios de salida de los camiones Metro, según la página web, hay camiones las 24 horas, teniendo en cuenta esto, nos quedamos más tiempo en el hotel, puesto que, Jessica, una organizadora de una convención de Canadá, se iba justo el día de mañana.
Decidimos irnos cerca de la 1:30 a.m. La realidad nos cayó como balde de agua fría cuando llegamos a la parada del camión y nos cercioramos de los horarios de servicio: el último camión pasó hacía 15 minutos.

Nos aventuramos y nos fuimos caminando hacia nuestro hotel. Lo hicimos porque ambos hoteles están sobre una de las calles principales, la Figueroa St. Los 50 minutos caminados estuvieron asombrosamente agradables: buen clima, buen tabaco. Fueron 24 cuadras estadounidenses las que nos aventamos a las 2:00 a.m.


Día 3

¡Al fin inicia la Anime Expo!
¡¡El Convention Center de Los Ángeles está gigantesco!! Dudaba acerca de lo posible que sería llenarlo, pero como siempre, me equivoqué al respecto.
Según comentarios del chairman, hubo 61,000 asistentes. ¡Wow!








Tomé muchas fotografías con una excelente cámara Canon EOS. Comimos en el ESPN Zone deliciosos wraps.





Íbamos en compañía de nuestro amigo Jörgen, el organizador de la convención más grande de Bélgica. Un muchacho apuesto y muy amable.


Aun no he hablado del Exhibit Hall, ese salón es del mismo tamaño que el de nuestro salón (el que usamos para nuestra convención en Sonora), ahora, ¿Ya pueden imaginarse la inmensidad del Convention Center de LA? Nos “norteábamos” varias veces, hasta que nos pudimos hacer de un programa.


Entre las buenas noticias, Luciano Juárez, el representante de nuestra convención “CAF 2013” ¡ganó el concurso de Karaoke de Anime Expo!
Batallamos para conseguir nuestra Swag Bag, ¡pero al final lo conseguimos!


Día 4

La misión de este día consistía en visitar Little Tokio (con Jörgen), para después irnos juntos a la convención.
La primera parte falló. Nos citamos en un parque, pero para nuestra mala suerte, llegamos bastante tarde al lugar. Nuestro amigo ya se había ido. Nos aventuramos y nos fuimos caminando a Little Tokio. Casi perdíamos las esperanzas, cuando de repente, aparece ante nuestros ojos, ¡simplemente hermoso!
Gastamos mucho dinero. u_u Pero valió la pena. :P

Nos devolvimos al hotel para dejar nuestras compras, para después, ir a buscar comida griega a los Foods Trucks. ¡Muy ricos los gyros! (wraps de carne de oveja y carne de res, con guarnición de verduras y un aderezo sazonado). Terminando nuestra exótica merienda, fuimos al cuarto de Karaoke a buscar a nuestra amiga Cynthia (quien es assistant manager del Karaoke Kaizoku Dan, de Anime Expo).








[Amor a primera vista]




 En la noche de este día viernes teníamos agendada una convivencia con los chicos de Project Anime (los organizadores) en el bar del hotel. Antes de ir hacia allá, nos pasamos al cuarto de Karaoke, para ver una divertida pelea de karaoke.
Nos fuimos al Westin. Al terminar el convivio nos despedimos de nuestros amigos. Me sentí realmente triste… el final se acerca ya. (8)


Día 5.

Los nervios estaban a flor de piel. Hoy presentaríamos una propuesta a la mesa directiva. 
Todos son muy amables, y se nota la disposición por ayudar.
Un día sin Jörgen se volvía un poco aburrido.

[Mi única foto con cosplayers]

Nos apuramos a ir hacia el Exhibit Hall, pues ya se estaban desmontando los stands, ¡me pareció increíble, pues era muy temprano!
A las 6:00 pm, Scott, un muchacho parte del staff de AX nos llevó a Union Station, compramos los boletos para viajar en tren “Amtrak” y dirigirnos hacia Solana Beach.

En cuanto compramos el boleto, ¡la empleada nos informó que ya estaba a punto de salir! Que mejor nos apuráramos. Corriendo con 30 kilos de maletas, llegamos al fin a la puerta de destino. Dafne y Cynthia fueron las primeras en subir. Al querer subir en el mismo vagón, otra empleada me advirtió que no había espacio en ese vagón, ni para maletas, ni para pasajeros. Hizo que me subiera a otro vagón, yo estaba desconcertada. En un sistema que no conocía… me sentí terriblemente perdida. Gracias al cielo, apareció un joven demasiado apuesto, que hablaba español a medias, quien no solo me ayudó a acomodar mi equipaje, encontró un asiento para mí. Un gesto que jamás olvidaré, ojalá vuelva a encontrármelo algún día.
El trayecto fue inesperadamente rápido. :(

Al arribar a Solana Beach, descubrí que este joven también se bajó en esta estación, me alegré y comenzamos una conversación acerca de las frutas exóticas de México. Al parecer se emocionó al saber que soy mexicana (o eso espero). Tristemente, tuve que despedirme de él.

El primo de Cynthia fue por nosotras a la estación, fue muy amable, nos compró hamburguesas (las más ricas que he probado en toda mi vida), y nos llevó hasta San Ysidro, nos dejó justamente en la línea, aquí nos la vimos negras para cruzar, con todo el equipaje (¿ya mencioné que venía cargando cerca de 30 kg?) y cuesta arriba.
Fue muy cansado.

Cruzando la línea, nos encontraríamos con otro conocido de Cynthia, otra amable persona que nos llevó a casa de la prima de Cynthia, ubicada en Playas de Tijuana, donde pasamos la noche del día domingo.


Día 6.

¡Nos levantamos tardísimo! :D
Fuimos a brunchear a un lindo restaurante cerca de la casa donde nos quedamos. Después, fuimos a imprimir nuestros pases de abordar.
¡Qué agradable clima hace en Tijuana!

El taxista nos cobró $150 por llevarnos al aeropuerto, una cantidad relativamente apropiada (y hasta baja) pues el aeropuerto queda muy lejos de donde lo tomamos.
Todo salió bien. Llegamos con bien a Hermosillo. A la triste realidad, con mucha cruda emocional, pero muy contenta por haber cumplido uno de mis sueños y así poder ampliar muchísimo más mi panorama acerca de mi trabajo actual.
Aprendí muchísimo de las personas con las que compartí, practiqué mi inglés y lo mejoré.

Una experiencia que jamás olvidaré. :D
Debo agradecer a muchas personas, pero principalmente a una entidad de la cual soy presidente. 




0 chicles pegados debajo de la mesa: