Nadie puede ver...


Después de tanto tambaleo en la orilla, he caído del mar.
Me encuentro en la arena. Varada.
He perdido mi soporte.

Temerosa, nerviosa, friolenta, descuidada y torpe como ayer.
Insegura como siempre. Dudosa como nunca.




Pero mañana será otro día; y si el día no llega, pues me da igual: aprenderé a vivir de noche. Dicen que la noche es joven...

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