Aullido

Ayer lloré amargamente, lo más amargo que he llorado en años.
Fue raro, pero catártico a la vez, la pequeña alma de Dulce Marea aulló tristemente a la luna.


Di tantas vueltas en la cama, me senté en la orilla y miré hacia fuera, hacia la calle solitaria y llena de vacío de la muchedumbre que cotidianamente pasea por ahí; miré la luna, y tan solo pensé en una palabra: "soledad" e instantáneamente, cayeron, uno a uno, celéricamente, cinco ríos afluentes de lágrimas saladas y amargas. Me entregué a la noche, a la ventana, a mis recuerdos. Lloré, lloré.
¿Por qué si hay tanta gente que me rodea, me siento tan sola? Lloré amargamente por eso.

Perdón.


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