No soy una estrella fugaz

Sospechar es hacerle caso a la intuición, entre una serie de aspectos que se entrelazan, para darle una firmeza y consolidación a este tipo de pensamientos alternados que se columpian, oscilando entre el saber y el no saber, entre la seguridad y la incertidumbre.
Desconfiar, dudar, quizás.

Desconfío hasta de mi sombra, dudo de mí misma, pero sospechar sobre algo o alguien es ya no inherente a mí, otros determinan el grado de esta última condición, aunando lo que yo me imagino o intuyo.
En mi experiencia, tal vez, el 90% de las cosas que sospecho, son realmente ciertas.

Odio sospechar, tengo que recurrir a mi excelente capacidad inventiva e imaginativa, sin más fuente que mi experiencia y comentarios de terceros. Me mata la incertidumbre, pero me duele descubrir que poco a poco dicho porcentaje de las cosas que sospecho, y que realmente son ciertas, va en aumento.


Tengo mis razones para sufrir de sospecha, paranoia, viajes psicotrópicos, o lo que sea.

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