Apología del instante

El tiempo sólo se puede medir con el instante.

Hoy, ahora, no hay metáfora.
Estoy muy triste.
No puedo disfrazarme de nada.


Y no puedo fingir ser felíz. No se puede ser felíz cuando se está lastimado. Conlleva a un proceso, hoy, simplemente, no puedo.

Ha comenzado. Ya dí el primer gran paso para olvidarte.
Debo recordar olvidarte.

Porque me haces daño.

Quizá, en otra vida, nos volvamos a encontrar, y espero no recordarte.







Hoy, en este instante, no puedo seguir viviendo.
Sí, si pude, sí puedo.

Descubrí que en realidad, eres mi enemigo, que en lugar de yo dejarme morir en tu silencio, tú me dejaste morir en tu silencio, que, nunca te conocí, que no se puede contra el corazón, ni contra la incertidumbre, que los pequeños detalles de mi vida, los hiciste tú, y los peores, también. Llévate todo lo que tengo. Ya no me importa.
Este es el último post dedicado a ti, a ti que ya estás enterrado.
Adiós.

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