Tengo la sensación de estar cayendo a un gran vacío (cómo se repite esta palabra).
Tal vez sea porque los resultados de la segunda jornada de prácticas no fueron los que yo esperaba. Descubrí que no tengo la suficiente paciencia... ¡pero, qué demonios! si amé la experiencia con grupos de primero y segundo grado (caso contrario, me sorprendí con la paciencia que logré demostrar)... ¿Qué pasó con el tercer grado? ¿Es que no me entusiasma trabajar con niños un poco más grandes? ¿O mis expectativas fueron muy elevadas?
Yo siempre he pensado que un determinado grupo de alumnos es como es (características generales) gracias al trabajo del maestro de grupo. Y nadie me lo va a quitar de la cabeza.
Como practicante normalista, caí en el trillado error de imitar al maestro de grupo, por aquello de que "se sienta con competencia" o qué sé yo. Por eso, tengo miedo a dejar de ser yo.
Me dan ganas de dormir tres días seguidos.
[Me encanta]
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