Hay amores que se esperan al invierno y florecen (8)





Ahora recuerdo: Fui yo quien empezó a notarle a tu razón
esclavista someter a tus sentimientos,
poniendo agua falsa a vidriar tu mirada,
y regañando a cuanto espejo rechazara ese intento.

Seamos honestos, aturdidos jamás nos escuchamos,
me pedías retractarme sin haber dicho nada,
era tan aburrido el amor que había que memorizarlo,
y no es que no hubiera querido oler tu cuerpo,
en ese momento me tenías del todo constipado.
Ahora lo sé: Aunque amanecíamos encimados
nunca fui de tu incumbencia.
Ahora estoy tan lejos, tan lejos,
que al inclinar mi silencio, beso tu estallido.
Ese explosivo en el que sigo creyendo.
Aquel que reza: sólo a dos manos, el amor es insostenible.

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