En dos días, uno puede ir al doctor, de compras, al cine, leer un libro, comprar un carro o una casa.
Pero yo soy diferente (sin llegar a lo hipster, eso es tan hipster).
Me bastan -bastaron- dos días para enamorarme y querer a alguien con cierta locura.

Quizá me esté defraudando a mí misma, pues me prometí estar sola por un buen rato. La cuestión es que una no decide cuándo sí o cuándo no enamorarse.
Me siento bien, y 'ni modo', sucede que "cuando quiero, quiero a muerte".

Aún tengo dudas, desilusiones, heridas, y una que otra piedra en el zapato, pero también tengo esperanza, y eso es lo importante.
Él es una gran persona, me enamora cada día más. ¡Le quiero un mucho!
Skype ha sido una excelente herramienta de comunicación, estoy lejos de él. Es casi desesperante contar los días para volverlo a ver, pero vale la pena: él vale la pena.
¡Tenemos tanto en común! ¡Es simplemente genial!
Este idilio ha tenido un buen comienzo, lo sospecho y lo deseo: me da fuerzas para seguir adelante.
Es mi loquillo al que ya quiero con todo mi corazón.

Ya no tengo crisis existenciales en las duchas. :)