Marea nocturna

Tengo un corazón, que más bien es como de papel.
Con renglones un poco torcidos y un montón de garabatos hechos con distintos materiales, algunos imborrables, otros con tintas invisibles y muchos más con tintas de todos los colores.
Plasmadas en él hay inimaginables historias, escritas por todos y por todas, y por nadie, también.
Algunas veces, mi corazón de papel se hace una pequeña bola arrugada y maltrecha; otras, se dobla tal si fuese una figura de origami, formando bellas y horrendas figuras; otras más, sin embargo, se deshace entre lágrimas, pero renace en forma y textura de papel maché, para comenzar nuevamente el ciclo que por condena lleva ser un corazón de papel.

Hay quienes lo han despedazado, quienes con mucho o poco odio, le han metido tijeras sin piedad, hay quienes le han prendido fuego infinidad de veces; hay quienes lo han pegado con grapas, con pegamento líquido, en barra, con silicón, con cinta, por eso es que tiene muchas hendiduras y ya no ama como antes.

Acepta este corazón de papel, que con todo mi amor te entrego, como ves, está un poco (muy) maltratado, y te lo confío para que no le hagas un nuevo mal, porque aunque sé que lo harás, el amor es sólo eso, confiar, entregar tu corazón y esperar que lo cuide como si fuese un pequeño animalillo falto de cariño.


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