Calma o todo lo contrario

Cada vez que abro la boca, se percibe un aire de desaprobación por quienes me rodean.
Cada vez que escribo, también.

La gente es muy complicada, insisto, se molestan porque gente hipócrita hablan a las espaldas de otras, pero también se molestan cuando el asunto es de frente, se ofenden, y no ven más allá de sus narices, no ven que la relación no tiene por qué quebrarse, no ven que solo son palabras que juzgan unos actos y otros, no.

Como he escrito, suelo escribo lo que pienso, también suelo decir lo que pienso. Soy pobre de cobardía, pero no de palabras. ¿Cuál es el problema? Que la gente miente y le gusta que le mientan, les gusta sentir su gran cara de pendeja siempre.


Las relaciones son tan frágiles, tanto como un fino hilo de vidrio, que al menor roce, se quiebra.

Estoy destinada a errar, de errante y erróneo, a ser malentendida, a cagarla cuando hablo o escribo; destinada a no tener amigos.



Otra relación que valió verga. 0 y van 4 en el año.


0 chicles pegados debajo de la mesa: