A año tuerto, labrar un huerto


Ha pasado, no exactamente, un año. ¿Por qué debe de ser especial? Porque representa un viaje lleno de obstáculos, los cuales, con gran hazaña, he podido derribar, uno a uno; donde he podido aprender bastante de y conmigo.
Puedo decir que mi ser ha subido un peldaño en la escalera del conocimiento.
He estado sola. Irremediablemente sola, como tantas veces he repetido.
Claro que ha sido el aprendizaje más doloroso en mi corta existencia, sin embargo, sé que ha valido la pena. Mi necesidad de estar con alguien no desapareció, pero pude aprender a coexistir con ella.

Necesité de este tiempo a solas desde hacía mucho tiempo atrás. Y cual cautivo deja su prisión, no sé si esté preparada para dejar mi jaula de barrotes imaginarios: mi soledad.
¿Mi zona de confort? Mi zona de protección. Aquí nadie me daña, aquí estoy segura. 

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