Álamos, Sonora

Semana Santa es todo un baúl de recuerdos, para mí.

Otro de los preciados y gloriosos momentos que almaceno en mi memoria, es el de los antes constantes viajes a Álamos, Sonora.
Me moría de la impaciencia, no podía esperar a que llegara esta fecha tan peculiar.
El camino consta de 6 largas horas. Sin contar que, de Navojoa, Sonora es obligatorio transbordar a otro camión.

Tengo años sin ir a este pueblo mágico, algo que recuerdo fehacientemente, es que el clima es muy agradable y los precios son muy elevados.


¿Qué puedo decir de los paisajes de inifinita belleza descomunal? Son hermosos. 
La imagen anterior es del callejón del beso, un lugar bonito y romántico para muchos, pero a mi me pareció ciertamente atosigante.


Es un pueblo 100% turístico, la plaza de armas se llena de gente.
Entre las atracciones principales, también se encuentra la famosa casa de María Félix.
Es tan irónico, pues la fallecida niega rotundamente sus orígenes sonorenses.

Hay una hacienda, se llama "Las Delicias", pero jamás tuve la dicha de conocerla.
Durante estas fechas, se realiza un vía crucis, las señoras van en procesión a través de los callejones, cargando la figura de un cristo que se mira bastant pesada.

Recuerdo que podía recorrer todo Álamos a pie, iba desde el arroyo, hasta la Alameda, luego a la plaza, y de vuelta al arroyo.

Mi hermano, ecólogo, del que ya he hablado en alguna de las entradas anteriores, trabajaba en la Reserva de la Biósfera del Río Cuchujaqui, en Álamos, Sonora, es el responsable de que pudiéramos conocer este pueblo: una verdadera joya del estado de Sonora. 

0 chicles pegados debajo de la mesa: