Sucede que hoy imaginé que llegarías, te asomarías a la puerta del salón donde yo me encontraba sola, pisoteando teclas que escribían ninguna palabra, escuchando canciones de Joaquín Sabina, especialmente "Besos y porros"; te imaginé en el umbral, como decía, de la puerta del salón de clases donde yo estaba sola. Con tu gran sonrisa y esa nariz que extraño sobremanera. Me imaginé, instantaneamente, corriendo hacia ti, para después abalanzarme sobre tus brazos y desesperadamente decirte: "no te vayas nunca".
Pronto, volví a la realidad. Parpadée y como una estúpida, rompí a llorar.
Maldita luna y esos ciclos que se mezclan con los míos.

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