Carta a mi sangre | Part I

Te recuerdo como si fuera el día de ayer. Hace meses que no tenemos noticias de ti, de lo que haces, donde vives...

Recuerdo cuando me cargabas para que no siguiera llorando, sabías que yo apreciaba el calor de tu cuerpo, de tus brazos. Siempre fuiste un ejemplo a seguir, hermano.
¿Recuerdas cuando salí huyendo del jardín de niños sólo para encontrarme contigo en la preparatoria contigua a ese jardín? Nunca olvidaré cuando la directora, alarmada, gritó: -¡Vayan por la niña!- Para mí fue el mejor de los descubrimientos a la edad de 5 años: Mi hermano estudiaba en la preparatoria de al lado de mi jardín de niños, lo cual significaba que podía verte a la hora que yo quisiera.

Tú siempre jugabas basquetbol, eras un buen basquetbolista, todos te querían en su equipo.
Pero es no es todo, eras un excelente estudiante. Tanto, tanto, hermano, que gracias a ti (y también a nuestro padre) somos lo que somos, somos diferentes y no seguimos a una masa. Gracias a ti aprendí a tener coraje, pasión por la vida, amor y entrega por lo que hago; recuerdo mucho una frase tuya: "Si vas a hacer algo, hazlo bien" ... me enseñaste a ser perfeccionista, a no ser conformista, a queres más, a buscar más, a encontrar más. Eso, eso es mucho más de lo que cualquiera puede querer/pedir/tener y estaré eternamente agradecida contigo, por este gran legado.

Gracias a ti y a tu honrable y admirable trabajo, conocimos Álamos, la ciudad de Los Portales. Cuando fuimos a la que fue la casa de María Félix; cuando fuimos a tu lugar de trabajo: La Reserva Natural del Río Cuchujaqui. En verdad, te admiro, preservador de la naturaleza, Licenciado, Ecológo.

Te extraño mucho.

Donde quiera que te encuentres, Luis Felipe Urías Armenta, deseo de todo corazón que logres tus sueños (al menos ya cumpliste uno: tener una preciosa niña, Camilita hermosa, mi sobrina querida), que no te dejes vencer por cualquier adversidad, que sigas adelante, por eso que quieres, por lo que te apasiona.
Te quiero, hermano. Y aquí estamos, seguimos al pie del cañón.

1 chicles pegados debajo de la mesa: